

Mikel Herrero
Mikel y Olaia necesitaron tres días completos para terminar la obra. Desde el miércoles hasta el viernes pasado han pintado con aerosoles un mural que ha tomado una repercusión "inimaginable". "Estamos muy contentos, en una nube, por la satisfacción que nuestro trabajo ha causado en la familia. Eso es lo que más valoramos", comenta Mikel a este diario. Mikel tiene 37 años y hasta hace tres era fontanero con su padre; Olaia tiene 26 años y es natural de Puente la Reina (Navarra). Uno de sus últimos trabajos ha sido un mural de grandes dimensiones (15 metros de ancho y otros tantos de alto) en el parque de bomberos de San Sebastián, en cuya fachada han dibujado a dos bomberos apagando un fuego.
El mural dedicado al pescaíto mide cinco metros de alto y tres de ancho. Es una composición de tres imágenes distintas: "Por un lado, se le ve a Gabriel con una gorra y reproduce la foto que más le gusta a su abuela. También hemos copiado otra foto que su padre le hizo al niño echándose a la piscina. Y hemos recreado con exactitud los pececitos que Gabriel dibujaba constantemente". Mikel asegura que este grafiti "va más allá de otros trabajos" que suele realizar con Olaia: "Hay un componente sentimental tremendo", apostilla.
La pareja viajó en una furgoneta que tiene 35 años. Tardaron 16 horas en llegar a su destino -las rutas recomendadas calculan nueve horas para hacer el trayecto-, mucho tiempo para darles vueltas a su idea de "hacer algo por Gabriel". Iban con un plan, pero las circunstancias han querido que todo haya acabado de esta forma: "Nuestra idea era ir al Ayuntamiento de Níjar y ofrecernos para hacer algo por el niño. Llegamos un domingo y estaba cerrado. Decidimos acercarnos a Hortichuelas [el municipio donde la autora del crimen escondió el cadáver] y pasamos allí la noche, dentro de la furgoneta", explica Mikel.
A la mañana siguiente, con la ayuda de un paisano, se acercaron a la casa de la abuela y se toparon con Ángel Cruz, el padre de la víctima: "Estaba sentado, pensativo, Nos quedamos paralizados, a mí me temblaban las piernas. No sabíamos si acercarnos o no a él. Lo hicimos y, de primeras, él nos dio un abrazo. Esa familia tiene algo especial. Con la voz entrecortada le comentamos nuestro plan". Su granito de arena consistía en pintar algo en el nuevo parque que el Ayuntamiento de Almería le va a dedicar a Gabriel, pero a las horas de encontrarse con Ángel, todo dio un giro.
"Ángel nos llamó por teléfono y nos propuso que pintáramos en la pared de la casa de la abuela. Para nosotros era un honor. Él mismo nos facilitó las imágenes en las que nos hemos basado para hacer el mural", señala el muralista. Ahora todo ha tomado una repercusión que ellos no habían imaginado. Olaia y Mikel recogieron los bártulos y montaron en la vieja furgoneta para regresar de nuevo a San Sebastián. Esta vez tardaron 17 horas en volver a sus casas.